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A bordo de Flor de Pasión, dos adolescentes ginebrinos, Tim y Manon, embarcaron en Rabaul a mediados de septiembre por más de tres meses como “grumetes”  en el marco del programa socio-educativo  Jóvenes en el mar en colaboración con la asociación Pacifique. Ellos son “asiduos tripulantes", ya que han vivido una primera experiencia a bordo,Tim en 2015 durante el cruce del Atlántico y Manon en 2016 a lo largo de las costas chilenas de la Patagonia. Fueron el relevo del grupo de cinco jóvenes que efectuaron la travesía desde Cairns a Honiara, de junio a agosto de 2017. 

Manon lamentaba no haber podido navegar tanto como hubiese querido en la Patagonia y expresó su deseo de volver a bordo algún día. Es así que ella cuenta su nueva experiencia de la vida en el mar, entre Papua- Nueva Guinea e  Indonesia.

El 14 de septiembre, partimos de Ginebra con Pietro, Candy, Tim (otro joven) y Zacharie en dirección a Rabaul. En Qatar, nos encontramos con JJ, el segundo al mando. Luego de un largo viaje, el 16 llegamos finalmente a Rabaul, una isla de Papua Nueva Guinea. Yaiza e Yffig, dos miembros antiguos de la tripulación, nos vinieron a buscar al aeropuerto, tomamos un minibus y así llegamos al barco. A bordo estaba la antigua tripulación, Yaisa, Yffig y Pere, como también el instructor de buceo  Jérôme, Aurélie que es música y Tamara que es educadora quienes habían llegado el día anterior. Todos eran simpáticos y me alegró volver a ver a quienes conocía.

Al día siguiente, Tamara nos llevó a tierra a Zach, a Tim y a mi, para que visitáramos un volcán en la isla. De camino nos encontramos con Steven, un habitante  que hizo de guía y pasó el día con nosotros. Él trabaja al pie del volcán, fue muy agradable y muy bueno tener  a alguien que conociera el lugar.

El martes 19, parte de la tripulación dejó el barco. Jérôme y Aurélie se quedaron con nosotros y zarpamos de Rabaul. Hicimos 160 millas hasta una isla en 30 horas. Estuvo bueno, había viento y yo estaba contenta de navegar con Flor. Al día siguiente dejamos la isla rumbo a New Hannover y durante la travesía vimos cachalotes. Cuando llegamos, nos encontramos con la gente que vivía allí. Nos dieron muchas frutas, nos hicieron visitar la isla y al día siguiente antes de partir, los niños del pueblo vinieron a visitar el barco. Después del mediodía, nos fuimos en dirección a la isla Hermit a vela.

El 24 de septiembre llegamos  después de 300 millas más bien tranquilas a pesar de una tempestad a las 5 de la mañana del 24 con 30 nudos de viento donde muchas cosas se volaron. Dos habitantes vinieron en piragua para indicarnos  los mejores lugares para fondear. Pietro y Jérôme fueron a encontrarse con la gente del pueblo y luego, pudimos ir a tierra. Era verdaderamente magnífico, la gente era hiper gentil, nos hicieron visitar el lugar, hablamos con ellos, fue super. Hicimos mucho snorkeling, vimos tiburones, tortugas, peces  y por la mañana, delfines que perseguían  el barco. Fuimos a visitar la selva con Tim, Candy y Aurélie y jugamos al fútbol con los jóvenes. Una de las mujeres del pueblo vino para celebrar su aniversario a bordo con otras personas, trajeron comida y estuvo bueno! Al cabo de 3 días, fuimos al otro lado de la bahía, hicimos snorkel con mantarrayas y encontramos americanos que están haciendo la vuelta al mundo desde hacía seis años, en barco con sus hijos. La gente de Luf, en la isla Hermit, era verdaderamente súper gentil y acogedora. Adoré este lugar y espero regresar allí algún día.

El 28 de septiembre, zarpamos hacia Vanimo. Vimos delfines. Llegamos el lunes por la mañana. Durante la navegación, el sábado, nos detuvimos  en alta mar, pusimos el trinquete y nos dejamos llevar. Nos bañamos durante mucho tiempo en medio de la nada, salvo un tiburón que giraba alrededor del barco después de nuestro baño.

Vanimo es una ciudad pequeña bastante sucia, ni muy hermosa ni acogedora. Hicimos los visados de entrada a Indonesia, algunas compras  y nos fuimos de nuevo directo para Jayapura. En Jayapura, el 3 de octubre, Pietro y Candy pasaron el día haciendo los papeles de entrada al país, los de la Aduana subieron a bordo y alrededor de las 4 de la tarde pudimos ir a tierra. Era bastante agradable, estaba contenta de haber llegado a Indonesia. Visitamos un gran centro comercial, fue divertido. Alrededor de las 9 y media de la noche, hicimos las compras,  volvimos al barco y nos fuimos¡ Ahora, vamos con destino a Biak, tengo prisa por ver lo que sigue! « 

La idea germinó rápidamente tras la llegada de la expedición a Tahití, en junio de 2016, a raíz de los encuentros e intercambios - todos más estimulantes los unos que los otros - con actores locales, sobre cuestiones científicas, del medio ambiente y socio-educativas. Dicha idea se concretizó unos meses más tarde. El 25 y el 30 de agosto, dos clases de escuelas primarias de Papeete y sus maestros han tenido el privilegio – y la alegría !- de embarcar a bordo del Fleur de Passion para una salida al mar de un día. Un total de sesenta niños de entre 12 y 13 años, para los que iniciarse a la navegación a vela ha sido una gran primicia, han participado en esta salida. La finalidad fundamental era sin embargo otra. Se trataba de que conocieran el universo marino desde más cerca y de prolongar bajo esta forma inédita y excitante el trabajo de sensibilización llevado a cabo en clase. A juzgar por las estrellas que brillaban en los ojos de estos «bucaneros » de un día, de regreso al puerto... misión conseguida !!

Extractos del Cuaderno de Bitácora de La Brigantine en los primeros días de navegación tras la salida de Río.