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El Ocean Mapping Expedition zarpará desde Brisbane en dirección a la Gran Barrera de Coral el martes 28 de marzo de 2017; ha llegado el momento de presentar de manera más detallada los dos programas adicionales, y hasta ahora solamente esbozados, que van a ser desplegados sobre este medio ambiente en peligro.  Comenzando por éste, en colaboración con CoralWatch, que será puesto en práctica en cuanto el velero deje la capital de Queensland y llegue a los primeros arrecifes.
El martes 28 de marzo, durante una breve parada de la expedición en la Moreton Bay Research Station sobre la isla de Stradbroke, un equipo de la ONG australiana informará a la tripulación del Flor de Pasión de manera que esta pueda a partir de ahora proceder al estudio de los arrecifes de corales y a alimentar una gigantesca base de datos sobre el estado de salud de los corales.  Porque ahí reside toda la ambición de este proyecto de ciencia ciudadana por excelencia, dirigido por la Universidad de Queensland: ayudar a las escuelas, las comunidades y los actores turísticos a comprender y apoyar las acciones de gestión sobre la barrera de coral, proporcionándoles información y ofreciéndoles la posibilidad de participar en recogidas de fondos.
La Gran Barrera de Coral está formada por alrededor de 3000 arrecifes de coral que ocupan una superficie de más de 340 000 km2 que se extiende a lo largo de 2300 km de la costa este australiana, desde Gladstone, al sur, hasta el estrecho de Torres, que separa Australia de Papúa-Nueva Guinea. Se trata de la mayor estructura viva del planeta, pertenece desde 1981 al Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y alberga miles de animales y organismos marinos. Pero es una estructura que se enfrenta a un peligro mortal.
Bajo la influencia de El Niño, pero también del calentamiento global provocado por el ser humano, la Gran Barrera de Coral sufre de forma cada vez más repetida en los últimos años fenómenos de decoloración. El último hasta la fecha, en 2016, no ha terminado aún de dejar su huella: los corales - criaturas animales, pólipos, rodeadas por un exoesqueleto calcáreo y que habitan en colonias - expulsan las algas microscópicas que viven con ellos en simbiosis y les aportan su color. Si la temperatura baja, los pólipos pueden recuperarse gradualmente de una fase de decoloración; pero si no desciende, estas algas no regresan y los corales mueren. Este fenómeno afecta a la totalidad de la Gran Barrera en mayor o menor grado, sobre todo al norte, donde el 67 % de los corales han sufrido decoloración (los mismos que van a ser analizados a partir de abril por The Ocean Mapping Expedition), porcentaje que se eleva hasta el 99 % en algunos arrecifes.
«La Gran Barrera de Coral continúa enfrentándose a toda una serie de amenazas, explica el profesor Justin Marshall del Grupo de Neurobiología Sensorial (Sensory Neurobiology Group) de la Universidad de Queensland y jefe de proyecto en CoralWatch. Al tiempo que se está produciendo una segunda decoloración masiva del coral, parece más claro que nunca que el arrecife necesita de la implicación de los gobiernos a escala internacional, pero también de los actores económicos, científicos y de la sociedad civil. La ciencia ciudadana representa, desde este punto de vista, un medio muy eficaz para dinamizar el flujo de informaciones entre estos diferentes actores», subraya.
«CoralWatch se sitúa en primera línea para ayudar a la comprensión mutua entre ellos», prosigue Justin Marshall. «La llegada a Australia del Fleur de Passion en el marco de The Ocean Mapping Expedition y la asociación que hemos establecido no podrían ser más oportunas. CoralWatch celebra poder trabajar con la tripulación, los científicos y los pasajeros que embarcan como miembros de la tripulación para recopilar información sobre la salud del arrecife, pero también para ayudar al conjunto de la sociedad a preservar, para nuestros hijos e hijas, el ecosistema que representa». Nuestros valores fundamentales pueden resumirse como sigue: “Dime y olvidaré, enséñame y recordaré, implícame y aprenderé”. La Fondation Pacifique sin duda comparte estos mismos valores, y ofrece una magnífica oportunidad de llegar a extensas zonas de la Gran Barrera de Coral que de otro modo habría sido muy difícil alcanzar, ya fuese en Australia o en cualquier otro lugar del mundo», concluye Justin Marshall. En efecto, además de en la Gran Barrera de Coral, estos análisis se repetirán allá donde la expedición atraviese arrecifes de coral durante su viaje, comenzando por los del Sudeste Asiático: a partir de agosto-septiembre en las Islas Salomón, Papúa Nueva Guinea, en Indonesia y después en Filipinas.
Las observaciones ellas mismas se hacen por medio de un mapa que permite al submarinista o al buceador con tubo anotar en su tableta resistente al agua el color más oscuro y el color más claro de un coral. Esta comparación da así una indicación muy precisa de su estado de salud e indica ya sea un principio de blanqueamiento, ya sea un blanqueamiento muy avanzado.
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